viernes, 8 de abril de 2011

Cámaras, luces, acción: ¡gol!

En el deporte rey, cuando se tiene la oportunidad de gambetear un par de rivales y meter el balón en el arco rival, la emoción invade de pies a cabeza tanto a amateurs como a profesionales. Muchas veces el gol hace que esa persona cambie y resulte siendo un actor de primera categoría. Desde acrobacias hasta coreografías y puestas en escena elaboradas, ha ido en aumento la creatividad de los jugadores desde la difusión a color por televisión de partidos de fútbol.

Sin embargo, muchas veces la emoción se transforma en tristeza o en un final con desenlace nefasto. El miércoles 6 de abril veía el caso de la naciente estrella brasileña, Neymar, quien marcó la tercera anotación de su equipo, el Santos, contra el Colo Colo, y salió a celebrar con una máscara de papel con su imagen. Ésta había sido regalada a los torcedores a la entrada del partido por parte de uno de los sponsors. En ese instante, el referee uruguayo Roberto Silvera salió corriendo hasta donde estaba el futbolista y le mostró la segunda amarilla por festejo desmedido, originando así la expulsión. En estos últimos tiempos del balompié pareciera que las medidas disciplinarias se han ido acrecentando. El hecho de quitarse la camiseta ya implica directamente ver el cartón amarillo, y los jugadores lo saben muy bien. Todo esto se da para proteger a los anunciantes que patrocinan a los equipos por lo que en el momento que se convierte un gol, es donde se observa claramente la camiseta y su respectivo anunciante.

Algunos jugadores tratan de evadir estas normas como es el caso del jugador montenegrino Mirko Vucinic, quien ante tanta emoción por un gol convertido con su selección contra Suiza por las eliminatorias de la Eurocopa 2012, se quitó el short y lo empleó de sombrero. De igual manera, lo amonestó por exhibicionismo. Otra de las expulsiones famosas por celebración desmedida, considerada así por el árbitro, fue la de Carlos Tévez en un clásico Boca Juniors contra River Plate por Copa Libertadores. Corría el minuto 88 y el “apache” se ponía el traje de super héroe para que Boca ganara el duelo ante su archirrival. Cuando salió a celebrar el tanto, se quitó la camiseta y acto seguido hizo el gesto de una gallina, lo cual significó su expulsión por parte del árbitro Héctor Baldassi.





Un festejo que nunca se borrará de la mente del jugador Martin Palermo fue el ocurrido con el Villareal de España en 2001 contra el Levante por la Copa del Rey. Palermo anotaba para el submarino amarillo y le daba la victoria en la prórroga a su equipo. Cuando salía a celebrar con algunos hinchas del Villareal que habían ido a acompañar al equipo en cancha de Levante, la barrera se vino encima del goleador, marginándolo de lo que quedaba de aquella temporada a causa de una doble fractura de tibia y peroné.



De lo que va corrido del año 2011 se han visto celebraciones que van desde los golpes hasta muestras cariñosas de afecto. La pregunta que hay que hacerse es: ¿se puede uno lesionar celebrando un gol de su equipo? Al parecer sí. En la tercera división de fútbol de España, Rafael Casanova Peteiro, jugador del Racing de Ferrol, se juntaba con sus compañeros en medio de abrazos y alegría cuando uno de sus compañeros le atinó una piña. No solo Casanova se fue al piso como en las peleas de boxeo, sino que tuvo que ser sustituido por el golpe. La historia nos da como moraleja ten cuidado de tus compañeros.





Pero no todo es agresión en el fútbol. ¿Quién dijo que en el fútbol no se puede ser cariñoso? El entrenador del Rapid de Bucarest, Marius Sumudica, celebró a rabiar el tanto de su equipo. La alegría fue tal que se metió a la cancha y emprendió una corrida para celebrar ante la hinchada. El árbitro del encuentro lo expulsó del terreno de juego como era de esperarse. En ese momento, el DT entendió su error pero seguía con la felicidad en lo más alto; tanto que le terminó por dar un beso al central que trató de evitarlo pero no pudo.




Y todo parece indicar que amor y fútbol son dos palabras sinónimas. ¿Cómo olvidar el beso de Maradona a Caniggia, cuando los dos jugaban para Boca Juniors en 1996? El año pasado también una celebración terminó en un encuentro con beso. Paul Scholes anotó en el clásico de la ciudad de Manchester, contra su rival, el Manchester City; el gol era de suma de importancia para el United. Hasta la mitad de la cancha se aproximó Gary neville, compañero de Scholes, y le dio un beso que todas las cámaras captaron.

Si de celebraciones se habla, todo apunta a que Islandia podría ser campeona del mundo en esta materia. Durante 2010, la creatividad de los jugadores de clubes en el noroeste europeo estuvo a flor de piel. El pescadito, la bicicleta, el bowling son algunos títulos de los festejos más vistos en redes sociales e internet que se dieron en Islandia.



Los grandes jugadores también han dejado su marca. El gol de Marco Tardelli en la final del Mundial España 1982, con su maratónica corrida y el movimiento de cabeza, ha sido una de las celebraciones más famosas de los mundiales. Así mismo ocurre con la dedicatoria de Bebeto a su hijo en el mundial de Estados Unidos 1994, al balancear sus brazos de izquierda a derecha como si estuviera sosteniendo a su primogénito. La indiferencia de algunos jugadores como Thierry Henry, Zlatan ibrahimovic, Cantona o Balotelli al marcar un gol marca también una tendencia.



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