viernes, 20 de mayo de 2011

El Templo de la Superstición

El mundial de Francia 1998 fue la primera copa del mundo de la cual tengo recuerdos precisos y nítidos. Tenía 8 años y veía por televisión el desfile de estrellas del fútbol que arribaban al territorio galo: “O Fenômeno” Ronaldo, Gabriel Bastituta y Dennis Bergkamp eran los más seguidos por los fanáticos. Y fue precisamente en ese torneo que descubrí las cábalas y supersticiones acogidas por el tridente del futbol (jugadores, directores técnicos e hinchas) que de alguna u otra se configuran en los templos del fútbol que son los estadios.

Durante los partidos de la selección anfitriona, veía cómo en un envolvente “deja vu”, una y otra vez, el capitán Laurent Blanc se acercaba al portero Fabien Barthez y le daba un beso en su cabeza rapada. A medida que los galos sobrepasaban instancias más decisivas el gesto se repetía sin ninguna alteración. ¿Que cuál era la finalidad de este acto? Atraer a la suerte del lado francés, que finalmente se terminaría coronando por primera vez como campeón del mundo. Esto va de la mano con una de las frases y máximas más repetidas dentro del mundo futbolístico: de nada sirve jugar bien si no tenés la suerte de tu lado.

Años más adelante, empecé a visitar con más constancia los estadios. Me había percatado que estos rituales no hacían parte solamente del entorno de los jugadores, sino que los hinchas también tenían sus creencias particulares. La vestimenta y las prendas de vestir, entre camisetas y bufandas, fueron los primeros elementos identificados que cada domingo, como si fuera una asistencia reiterada a una iglesia, se insertaban periódicamente en los estadios. Uno podía tomar una foto un domingo y compararla con la del domingo siguiente y era prácticamente la misma postal. Si el equipo del cual uno era hincha iba bien, todo debía seguir en su lugar.

El director técnico aporta también sus fuerzas externas para poder ganar a como dé lugar. Cómo olvidar a Maradona con sus collares y camándulas atadas fervientemente entre sus puños, en el mundial de Sudáfrica 2010. Y precisamente en una entrada anterior de este blog, hacía referencia al aspecto supersticioso que tenía el fútbol argentino. Una de las palabras más usadas en la jerga futbolística argentina es mufa, calificativo usado para hacer referencia a aquellas personas perseguidas por la mala suerte.

Los estadios también acogen a otros componentes poco ortodoxos dentro del mundo de las cábalas. Dentro de esta categoría hay que hablar de un animal, más precisamente de una lechuza que cada vez que aparecía en el Estadio del Junior de Barranquilla de Colombia, hacía que el conjunto local ganara su encuentro. Un desenlace fatal tuvo este animal que era cábala del equipo del Junior, ya que una patada del panameño Luis Moreno en pleno encuentro, le arrebató la vida al ave.


Qué decir del arquero argentino Sergio Goycochea, de quien se comentaba que orinaba en el centro del campo. De hecho la anécdota se presentó en el mundial 1990 en Italia, contra el equipo local. Goycochea tenía la necesidad imperativa de orinar y sus compañeros lo cubrieron. Acto seguido Argentina pasó la serie ante los italianos. Este guardameta repitió lo hecho en Italia, en la copa América de 1993 donde Argentina ganó aquella competencia.

El Racing Club de Avellaneda era un equipo arrasador en la década del 60’. Su eterno rival, Independiente, veía cómo título tras título iba a parar a las vidrieras de “la Acadé”. Cansado de esta situación, se comenta que en la noche de 1967 que el equipo de Racing ganó frente al Celtic la copa intercontinental, algunos hinchas del ‘Rojo’ se metieron al terreno de juego del estadio de su rival y enterraron 7 gatos muertos. Coincidencia o no, Racing tuvo que esperar hasta el 2001 para volver a celebrar un título a nivel local.

Buena o mala suerte, de alguna u otra forma hinchas, jugadores y directores técnicos tratan de influir sobre su destino de manera extra deportiva. Y como el fútbol es un deporte que despierta pasiones y odios pareciera que la expresión “se vale todo” fuera pertinente en búsqueda de la gloria. ¿Tiene usted alguna cábala antes o durante el encuentro de su equipo?

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